100 DÍAS DE TU TRASCENDENCIA

SIEMPRE SUPISTE QUE TE IRÍAS ANTES...

Por eso me enseñaste:

Que un equipo de dos, es un equipo perfecto.

Que en los días de sol, salir a pasear siempre es un plan perfecto.

Que tu alma explanea amor al disfrutar un atardecer o un amanecer en el mar.

Que en los días de lluvia, jugar en el jardín con un sapito es una gran vivencia.

Que estar solo, no es lo mismo que sentirse solo y que dos son suficiente compañía.

Que ser íntegro no es difícil cuando se es auténtico y transparente.

Que llegar al colegio por primera vez, sería una grata experiencia, la que lloró al dejarte fui yo.

Que no hay nada que la paciencia no solucione y que antes está el deber y luego el placer.

Que el amor es a veces silencioso y a veces escandaloso, pero que como sea está bien.

Que no importa el lugar, la hora o cómo estás vestido, para disfrutar un helado, un rico plato de mariscos, una comida china, o una hamburguesa.

Que no se necesitan fotos de cada momento, y aunque no te gustaban me dejabas tomarlas y muchas veces fuiste mi fotógrafo.

Que tu apoyo es incondicional, aunque mis planes y proyectos fueran descabellados... Y qué decir de mis berrinches.

Que en mis logros, éxitos y fracasos siempre estarás conmigo.

Que mis amigas y mis alumnas se convirtieron en tus amigas, porque siempre estábamos juntos.

Que un hijo puede con su conducta, madurez y razón, llegar a ser ejemplo para una madre o un padre o toda una generación.

Que es lindo saber que hiciste las cosas lo mejor que pudiste, porque las personas se han acercado a decirme lo bien que actuaste, muchas veces en silencio y con reserva.

Que no importa la hora, si un amigo te necesita, vas a estar ahí.

Que a veces con vernos y estar en silencio, nos dijimos todo.

Que nadie depende de nadie, que las decisiones son personales y que Dios cuida de uno siempre.

Que no pasará nada que Dios no quiera, y si pasa es porque Él quiere que pase.

Que no es lo mismo ser religioso que espiritual, no importa la religión lo que importa es actuar con amor. Esa es tu mejor relación con Dios.

Que la humildad es tu don maravilloso, que nadie es más ni mejor que nadie, que todos somos iguales y nada te debe hacen sentir especial.

Que la paz es el mayor tesoro, y por eso me la das inexplicablemente en cada momento.

Que extrañarte tanto no puede ser estar triste todo el tiempo, en realidad te extraño muchas veces con una sonrisa.

Que la empatía y la lealtad entre un hijo y una madre, son la clave para estar más que bien.

Que tus abrazos y tu risa, tu felicidad, fueron llenando mi corazón de tanto amor, que ese amor supera el dolor de no verte a diario.

Que nuestra frase "Dios es bueno todo el tiempo y todo el tiempo Dios es bueno", es una minioración que nos unirá por siempre.

Que tu curiosidad te hizo descubrir el mundo a tu manera y que siempre fuimos cómplices en tus travesuras por tremendas que fueran.

Que hiciste de tu pasión tu profesión, amaste lo que hacías y no darte por vencido hasta lograr el mejor nivel.

Que amar a los animales y a la naturaleza, es una muestra de amor a Dios. La Blacky te extraña, pero sé que estás cuidando a las almas de los gatitos con alas.

Que hice lo mejor que pude para hacerte bueno y feliz y que fui grandemente bendecida con los resultados, saberte feliz no tiene precio.

Que no importa cuántos años tenga una persona para sentirse plena y realizada, en casi 26 años hiciste y tuviste más logros que yo a los 51 o muchos a los 75.

Que Dios ríe cuando hacemos planes, porque los de Él son perfectos.

Que tu ausencia es dura, pero el agradecimiento de ser tu mamá, es lo más hermoso porque es haber tenido el cielo aquí en la tierra.

Que la bondad y amabilidad con tu mamá son inmensas, porque ayudaste a restaurar un matrimonio, querías que papá estuviera conmigo, para irte tranquilo, sin dejarme sola.

Que le enseñaste a toda la familia a valorar los momentos juntos y a estar unidos en las buenas y en las no tan buenas.

Que un caballero nunca juega con una dama, que tus principios son eso principios y que no son negociables.

Que tu amor por Irene, iba más allá de un amor convencional, es eterno.

Que la vida es demasiado corta para desperdiciarla, hay que disfrutar cada momento. No te perdiste de la diversión y de pasarla bien, fuiste feliz y pleno.

Que no se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios.

Que la vida no es igual sin vos, pero el aprendizaje y el desapego son necesarios.

Que con tu vida salvaste mi vida y con tu partida me enseñaste a entenderla.

Que las alas las dejaste un ratito allá arriba para venir a dejarme todo el amor para 100 días, 100 años y toda la eternidad.

Gracias mi amor, por nuestros momentos juntos, sé que ahora son más intensos, porque lloro tu ausencia y cómo no llorar si te extraño tanto, pero sé que cuidas de mí desde tu morada y no dudo que estaremos juntos cuando sea el momento, porque vos y yo somos almas gemelas, en todos los planos maravillosos de Dios.

Te amo Jaime Andrés